Es verano en Turquía. Luego de un corto trayecto en tranvía me detengo ante una de las 22 puertas de entrada del Gran Bazar de Estambul, una edificación de 45.000 metros cuadrados. Han pasado más de 600 años desde que el sultán Mehmed II expulsara a los romanos de la vieja Constantinopla y mandara a levantar la primera versión de esta construcción. Corría el siglo XV y quería erigir en la ciudad un mercado dedicado a la venta de textiles que pronto, y con la apertura al comercio de oro, plata y otros metales preciosos, se convertiría en el centro económico del naciente Imperio Otomano. Hoy, este sitio que se conoce como la primera referencia de los centros comerciales en el mundo, cuenta con 3.600 tiendas y es recorrido a diario por más de 200.000 visitantes, un número que supera, por ejemplo, al de toda la población del municipio de Chía (Cundinamarca). Pero hay suficiente espacio para todos y no hay riesgo de que la multitud arrastre a nadie. Cuando camino por su interior noto...