Realizada en mayo de 2007
Nos acompañan desde hace mucho tiempo, durante toda su vida han sido testigo de amores, peleas, alegrías y tristezas; con el pasar de los años algunas aún visten de gala mientras otras, sumidas en la soledad, el abandono y la desolación terminan convertidas en escombros. Las paredes polvorientas de la época republicana de una ciudad que apenas nacía a orillas del río Sinú, ahora se ven amenazadas por la mano destructora del hombre, a quien sin interesarle lo que llevan dentro, que no es solamente madera o cemento, agarra un cincel y una mona y de golpe en golpe derrumba la historia.
Las antiguas fachadas hacen contraste con las modernas puertas y ventanas y los exagerados avisos que alteran la estructura original de las edificaciones que han sobrevivido al apogeo de destrucción arquitectónica del centro de Montería sumado al cableado de los servicios públicos que atraviesan de un lado a otro, la congestión vehicular y los vendedores estacionarios hacen que este sector lejos de enorgullecerse de sus hermosos diseños, se convierta en un conjunto de calles y edificios invisibles pero necesarios para el resto de la ciudad, que cumple casi en su totalidad con una función comercial.
Montería ha ido creciendo y desde su fundación en 1777 hasta lo que hoy conocemos del centro (que es la parte antigua), son pocos los aspectos en los que ha cambiado, convirtiéndose en una de las escasas ciudades colombianas que no ha sido demolida en su totalmente para ser reemplazada por edificaciones nuevas y completamente diferentes, incluso el tamaño de las calles tampoco ha variado. Sin embargo, aún no se es conciente del valor cultural que esto implica y sin piedad y con ignorancia se echan al suelo construcciones que llevan más de un siglo en pie. En vez de restaurarlas, consolidándolas estructuralmente, pues algunos procedimientos o mezclas utilizadas pudieron ser débiles, y adecuándolas para las necesidades actuales.
Aunque el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) incluye un listado de algunos bienes, incluyendo casas de valor patrimonial,” para que estos se puedan intervenir debe existir un Plan de Protección al Patrimonio, que los declare como tal, y los convierta en un bien de interés común”, como afirma el arquitecto Mario Giraldo, secretario de planeación departamental, y agrega, que “esta lista es un indicio de rescatar la arquitectura de la época, pero los dueños pueden hacer lo que quieran con las casas, porque sin el Plan de Patrimonio, no hay una herramienta jurídica que lo evite”
Nos acompañan desde hace mucho tiempo, durante toda su vida han sido testigo de amores, peleas, alegrías y tristezas; con el pasar de los años algunas aún visten de gala mientras otras, sumidas en la soledad, el abandono y la desolación terminan convertidas en escombros. Las paredes polvorientas de la época republicana de una ciudad que apenas nacía a orillas del río Sinú, ahora se ven amenazadas por la mano destructora del hombre, a quien sin interesarle lo que llevan dentro, que no es solamente madera o cemento, agarra un cincel y una mona y de golpe en golpe derrumba la historia.
Las antiguas fachadas hacen contraste con las modernas puertas y ventanas y los exagerados avisos que alteran la estructura original de las edificaciones que han sobrevivido al apogeo de destrucción arquitectónica del centro de Montería sumado al cableado de los servicios públicos que atraviesan de un lado a otro, la congestión vehicular y los vendedores estacionarios hacen que este sector lejos de enorgullecerse de sus hermosos diseños, se convierta en un conjunto de calles y edificios invisibles pero necesarios para el resto de la ciudad, que cumple casi en su totalidad con una función comercial.
Montería ha ido creciendo y desde su fundación en 1777 hasta lo que hoy conocemos del centro (que es la parte antigua), son pocos los aspectos en los que ha cambiado, convirtiéndose en una de las escasas ciudades colombianas que no ha sido demolida en su totalmente para ser reemplazada por edificaciones nuevas y completamente diferentes, incluso el tamaño de las calles tampoco ha variado. Sin embargo, aún no se es conciente del valor cultural que esto implica y sin piedad y con ignorancia se echan al suelo construcciones que llevan más de un siglo en pie. En vez de restaurarlas, consolidándolas estructuralmente, pues algunos procedimientos o mezclas utilizadas pudieron ser débiles, y adecuándolas para las necesidades actuales.
Aunque el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) incluye un listado de algunos bienes, incluyendo casas de valor patrimonial,” para que estos se puedan intervenir debe existir un Plan de Protección al Patrimonio, que los declare como tal, y los convierta en un bien de interés común”, como afirma el arquitecto Mario Giraldo, secretario de planeación departamental, y agrega, que “esta lista es un indicio de rescatar la arquitectura de la época, pero los dueños pueden hacer lo que quieran con las casas, porque sin el Plan de Patrimonio, no hay una herramienta jurídica que lo evite”
Pero mientras algunas casas son derrumbadas, abandonadas, o la espera de que un futuro inquilino haga lo que se le antoje con la ‘casa-patrimonio’, como la ubicada en la calle 26 con 3ra esquina, que en su parte superior lleva tres grandes bolas, ha pasado por las manos de numerosos dueños y usos, alterando su piso, puertas, ventanas y algunas paredes, por no hablar de las ya derrumbadas. Otras se mantienen intactas desde el día en que abrieron sus ventanas y dejaron entrar los rayos del sol, como la ubicada en la misma calle pero con avenida primera, que ha pertenecido a tres generaciones de la familia Berrocal, y no sería atrevimiento decir que lo único que ha variado en la vivienda es la inclusión de aparatos electrodomésticos, trayendo consigo la electricidad, pues sus muebles, vigas, baños y el muro que la cerca se conservan como en el primer día, y sólo basta entrar para darse cuenta. Sin embargo, el segundo piso no está en uso porque sus propietarios temen que se desplome, desde el exterior se puede observar una pequeña inclinación en la esquina del balcón que bordea la casa. Esta construcción ha vivido todos los cambios de la ciudad, pues nació con Montería y seguramente morirá con ella. Es la mas antigua de la ciudad y pese a que sus moradores no reciben ningún beneficio o incentivo de los consagrados en el POT, se esmeran por mantenerla en pie.
Asimismo, los propietarios del Hotel Castillo Real han propendido por conservar la estructura de sus atrayentes instalaciones, como lo explica Lila Rodríguez, administradora del lugar aunque tuvieron que hacerle algunos cambios en el interior, la fachada republicana, incluidas las puertas y ventanas permanecen igual. Su singular diseño, parecido a un castillo ha servido de vivienda, clínica, y Escuela de Bellas Artes.
Según el arquitecto Giraldo, “La génesis de las ciudades debe ser considerada parte de la historia aunque se haya cambiado muy grandemente el tratamiento que se le ha dado”. Pero mientras tanto, el Centro Filial de Monumentos, que es la máxima autoridad en el departamento en este tema, presta el escaso apoyo que se da en relación a los bienes patrimoniales, y mientras se espera el Plan de Protección Patrimonial, la historia de Montería se va a pique sin que nadie lo pueda controlar.
Por: María Andrea Solano Behaine
Asimismo, los propietarios del Hotel Castillo Real han propendido por conservar la estructura de sus atrayentes instalaciones, como lo explica Lila Rodríguez, administradora del lugar aunque tuvieron que hacerle algunos cambios en el interior, la fachada republicana, incluidas las puertas y ventanas permanecen igual. Su singular diseño, parecido a un castillo ha servido de vivienda, clínica, y Escuela de Bellas Artes.
Según el arquitecto Giraldo, “La génesis de las ciudades debe ser considerada parte de la historia aunque se haya cambiado muy grandemente el tratamiento que se le ha dado”. Pero mientras tanto, el Centro Filial de Monumentos, que es la máxima autoridad en el departamento en este tema, presta el escaso apoyo que se da en relación a los bienes patrimoniales, y mientras se espera el Plan de Protección Patrimonial, la historia de Montería se va a pique sin que nadie lo pueda controlar.
Por: María Andrea Solano Behaine
Comentarios
mas bien, como siempre, pensaran en alguna estrategia para demolerlas y quedarse con el dinero de alguna especie de subsidio para estas.